14.11.18

Que significa en realidad que los padres “respeten” a los hijos

Que significa en realidad que los padres “respeten” a los hijos


Don Anselmo (nombre inventado para evitar coincidencias) es un hombre ya entrado en años, criado y hecho a la vieja usanza, de los que ya no abundan. Su mirada es rigurosa, penetrante y raya en la inflexibilidad. Para él no hay medias tintas, lo bueno es bueno, lo malo es malo, y a menudo suele repetir que “las cosas” antes eran mejor, que hoy ya no hay principios, que todo es relativo, que los jóvenes de hoy no saben lo que es la vida….
En su época el respeto era de una sola vía. El niño respetaba al mayor. Lo que decía papá o mamá iba a misa, sin protesta y sin opción a debate.
Con la aparición de las nuevas corrientes “antiautoritarias” esas cosas cambiaron, llegando a un extremo dramático en los países más “civilizados” cuando se le da la opción a un niño de 4 años de decidir sobre su identidad sexual (cosas que se ven y escuchan en las redes sociales)
Y aunque estos son ejemplos extremos creo que más de uno en el fondo sabe que ¡Don Anselmo no está tan equivocado!
Todo lo viejo es “malo”
Yo soy padre de tres hijos y prefiero que mis hijos tengan miedo de meter el dedo en el enchufe por el castigo tremendo que les espera, a que uno de ellos amanezca electrocutado porque yo no “respeto” su “manera de ver el mundo y desenvolverse en él.” O mejor dicho porque no pudieron entender la explicación que les di. (Si hay alguien que le pueda explicar lo que es la electricidad a un niño de 4 años y me garantiza el resultado, me retracto)
¿Le estoy faltando al respeto cuando le hablo fuerte o alzando la voz “exageradamente” porque mi hijo no cumplió con lo pactado? ¿O lo estoy preparando para el mundo en que el incumplimiento, el día de mañana, se soluciona entregando al empleado – que mi hijo pudiera llegar a ser – la liquidación del mes, sin mediar palabra y sin recomendaciones…?
¿Hacerle escribir cuarenta veces “debo amar y respetar a los animales” seguido de “Lo que no quieres que te hagan no se lo hagas a los otros - eso también incluye a los animales - ” es emplear métodos retrógrados? ¿O es mejor regalarle un pescadito para que “aprenda” a convivir con el animal – con el riesgo que “pescadito se murió” por falta de cuidado?
Algunos incluso argumentan que “el primer animal siempre se muere”... es parte del proceso. ¿O sea que la muerte está justificada si con ello garantiza el proceso educativo del niño? ¿Qué es lo que en realidad le estamos enseñando? Y sobre todo ¿Qué o a quién estamos respetando?
Un niño es un niño hasta que deja de serlo y hasta entonces debe ser tratado como tal. Tratar de “respetarlo” ofreciéndole derechos y prerrogativas es en realidad no querer asumir el papel de padre con todo lo que implica. ¡Y eso es una falta de respeto a la vida!
Una de las cosas que implica ser padre es hacer del “malo de la película”. Del que limita, del aguafiestas, del “pesado”, del que castiga sin perdón, etc. Y es justamente una de las funciones más importantes. Me atrevo a decir incluso que las consecuencias psicológicas con las que tenga que lidiar un hijo, por el exceso de limitaciones y restricciones son menos dramáticas que al revés.
Lo tenemos a la vista. Estamos rodeado hoy de jóvenes “millenials” que no saben lidiar con limitaciones porque no tuvieron el “entrenamiento” en sus casas. Jóvenes que se conocen sus derechos del derecho y del revés, pero que tiemblan a la hora de asumir alguna responsabilidad de mayor envergadura, jóvenes incapaces de vincularse con una pareja sin dejar una puerta abierta por la cual escaparse…
Quizás Don Anselmo sea ya muy viejo y más de uno se burle al escucharlo… pero yo no dudaría un instante en dejarle al cuidado de mis hijos, porque sé que aparte de defenderlos con su vida no le importa si le quieren, no le preocupa los más mínimo lo del respeto sino cumplir con la función de padre.

No hay comentarios:

Publicar un comentario