14.11.18

¿Divorcio inminente? ¿Qué queda por?

¿Divorcio inminente? ¿Que queda por hacer?


El llega de la oficina, como todos los días, la saluda con un beso desabrido que denota más obligación marital que la complicidad pasional que alguna vez hubo. Complicidad tan lejana que hasta cuesta acordarse.
Ese amor –que vemos en la películas – dejó de existir hace añares. Ella no recuerda cuando fue la última vez que el la tocó, y si hubo relaciones fue algo mecánico, automatizado, frío.
En la pareja se ha asentado la rutina como un mal bicho que lo controla todo.
Y no hay nada nuevo. Nada de que realmente preocuparse. No hay desafíos tampoco. Cada uno de los dos en secreto y como si fuera pecaminoso, comienza a tejer sueños de un futuro probable pero cada vez menos imposible, en solitario. ¿O sea con otra u otro?
Ella, quizás más recatada, no llega a permitir que ese tipo de pensamientos cruce por su mente, pero en el fondo tampoco está muy satisfecha con él. Y no solamente a un nivel físico.

Aunque no se quiera admitir. La semilla de un posible divorcio está germinando lentamente. Nadie quiere tocar el tema. No tanto por interés personal sino en gran medida por el “qué dirán”. Si supieran la verdad, harían justamente lo contrario. La única cosa capaz de torcer el rumbo inalterado hacia una debacle familiar es comunicación, hablar, desnudar sus almas, sincerarse profundamente. Y si no lo pueden solos, con ayuda terapéutica.
Pero aparte de los clichés, están el pasado, las frustraciones acumuladas, las expectativas incumplidas y sobre todo esa distancia infranqueable.
Reina un silencio elocuente.
Nadie de los dos se pregunta qué fue de la RELACION.
¿Si tuvieran que darle una imagen a la RELACION que imagen le pondrían? ¿Un río atascado, un perro moribundo, un viejo en una silla de ruedas, una planta marchitándose? ¿Y quien de los dos realmente se está ocupando de la RELACION? Y si alguien de los dos no lo está haciendo porqué la otra parte no lo reclama?
Si se parasen a pensar y reflexionar, se darían cuenta de que es sólo una cuestión de tiempo y de circunstancias lo que puede llevar a un punto de inflexión irreparable y definitivo.
Porque cuando explota TODO también salen a relucir todas aquellas frustraciones, expectativas, deseos no realizados DE GOLPE y sin clemencia, y se convierten en armas mortíferas que terminan destruyendo lo que una vez hubo y lo poco que se puede salvar. En otras palabras: La víctima mortal es la RELACION.
Difícil hablar de paz cuando se desencadenó la guerra.
¿Qué queda por hacer?
En primer lugar ACEPTAR que ambas partes han llegado a un punto de no retorno. ADMITIR que si bien hubo un pasado común no se puede recomponer ni salvar. TODO intento de reconstrucción está, por así decirlo destinado a fracasar, ya que fue precisamente ese pasado lo que llevó a ese desenlace.
No hay peor reconciliación que un pasado remendado y parchado que difícilmente pueda sostener los embates sumamente desafiantes de ahí en adelante.
Nadie descarta un reencuentro o reconciliación, pero debe ser en otras circunstancias y sobre todo como bien dice el nombre un re – encuentro y no una copia deslucida de un posible pasado mejor.
En segundo lugar y sobre todo si hay hijos, acordar reglas de juego basadas en un presente concreto y palpable. Acordar también que dicha reglas deben orientarse hacia un futuro y no estar hechas en base a un pasado cargado de energía negativa.
En tercer lugar
Respetar la decisión de cada uno sin exigencias ni reclamos. Esta suele ser la parte más difícil del proceso. Sobre todo cuando una de las dos partes siente que ha invertido más que la otra. Pero el seguir en el reclamo es sinónimo de seguir atado/a a un pasado imposible de modificar.
En último lugar
Creer en el famoso dicho: Si amas a alguien algo déjalo/a ir. Si vuelve es porque debe ser así, si no, también.
Esta quizás es la parte más difícil a nivel personal, porque también supone admitir que nos hemos equivocado a la hora de elegir a nuestra pareja, en caso de que no vuelva.
Sin embargo como suelo decir, hoy es el primer día del resto de tu vida, y hasta que no se demuestre lo contrario todos podemos comenzar a realizar nuestros sueños aquí, ahora y a partir de este mismo instante. El secreto está en no esperar.

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