¿Qué bueno es realmente un padre bueno para el hijo?
Una de las escenas del Peer Gynt de Ibsen que más me
impresionó, y no solamente porque la haya presenciado, sino por la profundidad
de su impacto y significado es aquella en la que el personaje principal, en un
barco, ya volviendo a su hogar después de años de fechorías, engaños y desventuras
oteando el horizonte, despavorido, descubre unos negros nubarrones que comienzan
a formar algo que vaticina una tormenta funesta. Sabiendo en el fondo que si
se muere esa noche iría directo al infierno declara algo así como “…en una
noche como esta, Dios es peligroso”
Y es que Dios, como padre no siempre es o ha sido el
bondadoso, el del amor incondicional, el que todo lo perdona aunque hoy muchos
lo quieran poner así. En el fondo, a veces sigue siendo el “padre malo”.