14.11.18

Cómo saber si un psicoterapeuta es bueno

Como saber si un psicoterapeuta es bueno.
Conforme nos vamos adentrando el siglo XXI, estamos presenciando una especie de explosión cámbrica con relación a aquellos oficios que tienen que ver con la relación de ayuda. Casi cada segundo nace un nuevo “coach”, “neurocientífico” “facilitador”,etc.
Mucho más de lo que ocurría 40 o 50 años atrás.
En principio esto no debería ser un motivo de preocupación. Sin embargo existen cierto tipo de riesgos que hay que tener en cuenta. Sobre todo a la hora de exponer asuntos particulares al arbitrio de personas que quizás no estén lo suficientemente preparadas para manejar estos temas.
¿Ahora bien, es suficiente con la graduación académica? ¿Existen otras alternativas?
¿Podemos dejar en manos de una persona que alega ser formada, temas tan delicados como por ejemplo la drogadicción, homosexualidad, el bullying, el TDAH o la esquizofrenia, síndrome bipolar, obsesiones compulsivas etc.?
Ciertamente un artículo pequeño, como el que van a leer, no abarca el espacio suficiente como para tratar esto en profundidad. Sin embargo creo conveniente hacer hincapié en algunos aspectos a tener en cuenta a la hora de recurrir a un profesional de esta área.

Uno de los diferenciadores más claros es probablemente el hecho que el psicoterapeuta, psicólogo, o la persona dedicada a ayudarlo haya sido a su vez también paciente. De hecho en Alemania de acuerdo a la Ley de psicoterapia (16. Junio 1998 (BGBl. I S. 1311) se requieren un mínimo de entre 150 a 600 horas, ya sea de sesiones de terapia como paciente o como profesional supervisado por otro profesional, para poder tratar a otra persona.
Medida que por un lado borra la dinámica de sumisión que sí observamos entre un médico clínico y el paciente, cuando este último va a consultar algo que lo aqueja orgánicamente.
Por otro lado, establece una cierta igualdad, ya que el profesional tratante también estuvo alguna vez sentado donde está recibiendo a su paciente.
En este sentido la psicología humanista establece claramente que es el paciente el que sabe cuál es la solución de su problema pero está demasiado confundido o limitado para poder verlo claramente. Aclara además que no existe ninguna diferencia orgánica ni psicológica entre un referente y otro.
Personalmente creo y después de años de trabajo con otros terapeutas siendo paciente, que la mayor parte del arte de este oficio se adquiere, más que nada, aprendiendo con la labor de los buenos psicoterapeutas, sobre todo cuando uno mismo se encuentra en una situación de zozobra.
Yo suelo comparar el trabajo de un psicoterapeuta al de los detectives forenses, como los que vemos en las series de CSI. Son las evidencias las que deben demostrar lo que ha pasado y lo que no se está pudiendo ver a simple vista. Y es el paciente el que le guía, sobre todo a uno. Un buen psicoterapeuta debe ser capaz identificar que ocurrió a partir de esos pequeños descuidos o acciones aparentemente sin sentido que se revelan en las sesiones. Por otro lado, hay que saber respetar las resistencias, hallar caminos alternativos y limitar el uso de la intuición personal evitando que se vea afectada por experiencias propias que pudieran enturbiar la claridad que se está queriendo obtener para el paciente.
Una de las grandes satisfacciones de trabajo como psicoterapeuta ha sido también el hecho que con cada sesión uno aprende como profesional también cosas sobre uno mismo. A veces incluso más que las que se hubieran podido brindar al paciente. Por eso es de suma importancia seguir manteniendo el trabajo de la supervisión con otros profesionales. Pensar que hemos llegado a la meta, es admitir no poder ver las propias limitaciones y por lo tanto correr el riesgo de pagar las consecuencias de ello.
Cada día aprendemos aunque no lo creamos. Pero creo que eso se puede aplicar a todo en la vida.

Rudolf Bernhard Behrens Psicoterapeuta por la SGD (Alemania) (PNL, AT, TSF)

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