Cuando es el mejor momento de "ir a terapia"
A
mitad del camino de la vida,
en una selva oscura me encontraba
porque mi ruta había extraviado.
¡Cuán dura cosa es decir cuál era
esta salvaje selva, áspera y fuerte
que me vuelve el temor al pensamiento!
Es tan amarga casi cual la muerte;
mas por tratar del bien que allí encontré,
de otras cosas diré que me ocurrieron.
Es como si fuera ayer, cuando escuchaba de boca de Rollo
May, durante una de sus charlas en un congreso de psicología humanista, allá,
a mitad de los ochenta la interpretación
psicológica del Inferno de Dante Alighieri.
Si bien en casa entraban y salían psicoterapeutas y psicólogos
de todos los colores y corrientes, y de todos absorbía como esponja sedienta el
conocimiento que emanaba de ellos, el efecto profundo de esa charla de Rollo
recién se está comenzando a revelar en los últimos diez años, mis años un poco
más maduros.
Lo que más me fascinó y aun lo sigue haciendo es lo mucho
que aún podemos aprender de los “clásicos” y lo mucho que tuvieron que sufrir
para dejarnos su legado.
Así
el infierno de Dante comienza con una aflicción, una situación de crisis:
en una selva oscura me encontraba
mi senda recta ya perdida (traducción libre)
Que puede ser:
Un divorcio, la pérdida
de un ser querido difícil de superar, un cambio en la vida o el momento en que
uno va a terapia…
“Ir a terapia” es como ir a ver
al dermatólogo porque ha salido una mancha en la piel “un poco rara”. Solo que la
“mancha en la piel” se podría presentar como comportamiento irritable, poca
paciencia, malestar general, inapetencia, llantos constantes, etc. o
simplemente una insatisfacción general con la vida, el trabajo la pareja, etc. (Perdido en la selva
oscura.)
La ilusión del control de la vida.
Lo más difícil de todo ese
proceso es quizás aceptar en primer lugar que se está perdido. Y es que estamos
tan acostumbrados a controlar la vida que cuando perdemos el control es como
estar perdidos en un bosque, sin saber a dónde ir ni que decisión tomar.
Lo que olvidamos en ese
instante, sin embargo es que justamente el intento de controlar esa vida fue el
que nos llevó a perder el control de la misma. O sea que después de aceptar que
estamos perdidos viene la aceptación de que en realidad es algo muy positivo.
Y paradójicamente es lo mejor
que puede pasar para introducir cambios a tu vida, porque esos cambios no son
simplemente modificaciones para “mejorar” lo que había antes si no que son sustanciales
y sobre todo absolutamente nuevos, porque si de alguna manera tuvieran que ver
con lo “anterior” se corre el peligro de dejar una puerta trasera abierta para
que los hábitos, y costumbres antiguas se cuelen y te lleven al mismo lugar a
donde en un principio te llevaron … a estar perdido.
O sea que hay que cortar
definitivamente con lo “viejo” y emprender un camino nuevo y en una dirección desconocida. ¿Podemos hacer eso solos?
El
significado y la importancia de un buen terapeuta
Aunque muchos seres humanos
creen que sí, la verdad es que una de las condiciones para que se dé el cambio
necesario y de manera efectiva es soltar incluso ese último resto de ilusión de
que podemos “controlar” también nuestros cambios…
Muchas veces esos cambios nos
enfrentan a situaciones absolutamente desconocidas para nosotros. Situaciones
en las que hay que evaluar la conveniencia y las ventajas de la vida desde el
presente y no teniendo en cuenta por ejemplo parejas anteriores o incluso lazos
familiares, ni historias que por su
dolor o implicancia nos mantienen en el pasado.
Es como emprender un camino
nuevo e inexplorado.
El terapeuta es en ese sentido
como Virgilio en la novela de Dante, una figura
fundamental que evita que uno caiga en modelos, comportamientos e imágenes antiguas,
recordando a cada paso la dirección y el propósito del cambio y las
consecuencias de las decisiones perjudiciales del pasado. (lea también “¿Como
saber si un psicoterapeuta es bueno?
Ir a terapia es una aventura
fascinante
Hay seres humanos que jamás han ido
a un terapeuta e incluso se v vanaglorian de eso. Los que estamos en contacto
con el misterio humano y sabemos que es insondable, inabarcable e imposible de
conocer en una sola vida, esbozamos una sonrisa maquiavélica cuando lo
escuchamos o percibimos
Para los que nos hemos adentrado en
la selva oscura, para los que nos hemos perdido “ir a terapia” es emprender una
de las aventuras más fascinantes de una vida que nos arranca de nuestra zona de
confort y nos convierte en un espécimen que no necesita el control para ser
feliz.
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