Mitos y verdades sobre la libertad
¿Podemos ser realmente
libres? ¿Somos realmente libres? ¿Qué diferencia existe entre la libertad y la
independencia? Y si finalmente consigo liberarme de todas y cada una de las
ataduras y limitaciones posibles, ¿cuál es el precio que pago? ¿Existe un
precio?
Photo: Grant Rit |
En mi época lo que más se ansiaba era
alcanzar la libertad económica. ¿Por
qué? Porque nos moríamos por nuestra
independencia, nuestras cuatro paredes, el poder hacer lo que nos venga en
ganas en “nuestra” casa. Así fuera un cuarto, una choza, o incluso debajo del
puente… Un lugar donde sentir que nadie
ni nada te moleste.
Photo: Ozan Safak |
Para ello estábamos dispuesto a comprometernos
con un trabajo más o menos estable, ajustarnos a horarios, llevar a cabo tareas
que no siempre nos gustaban y honrar nuestro compromiso a pesar de no ser lo
que realmente nos hubiera gustado hacer en la vida. No perdíamos la esperanza
que de alguna manera, en algún momento se presentaría la oportunidad para hacer
lo que dictaba nuestra pasión, aquello esencial en nosotros.
Muchos de los jóvenes de hoy y desde la
comodidad de sus casas nos acusan de haber sido CONFORMISTAS, de habernos
vendido, y de someternos al sistema, etc.
Obviamente cuando éramos jóvenes también
salíamos a la calle. Éramos tan o más rebeldes que ellos.
Nuestra lucha se
centraba sobre todo contra las amenazas directas y mortales que se cernían
sobre nuestras cabezas: una guerra nuclear y la destrucción de nuestra manera
de vivir
La PAZ y el DESARME eran nuestro
principal caballo de batalla.
La pregunta que yo me hago
muchas veces es: ¿Cuál es la preocupación de los jóvenes hoy?
Si la Paz y el desarme eran nuestra preocupación,
las de nuestros padres eran bien diferentes. Ellos pertenecen y pertenecían a
la época de la POSTGUERRA a las épocas de la GUERRA FRÍA, GOBIERNOS
TOTALITARIOS Y DICTATORIALES. Una época en la que la lucha por la supervivencia estaba marcada por
- · SABERSE ADAPTAR
- · CONFORMARSE CON POCO PARA TENER MAS
- · HALLAR UN COMPROMISO
- · CONTENTARSE CON LO QUE UNO TIENE AHORA
Photo: Tim Doerfler |
¿El joven de hoy entiende
de dónde vienen sus ancestros, o sea sus padres y los padres de estos? ¿Percibe
la precariedad de todos esas épocas?
En nuestros tiempos, cuando no había televisión
o nos cansábamos de escuchar la radio, el libro era la mejor elección y los
libros eran un gran pasatiempo. Hoy en casi cada casa promedio hay 2 a tres
equipos de televisión, más de una computadora, algún que otro tablet, y con
toda seguridad un celular para cada miembro de la familia.
Hoy se lee porque mama, papa o alguien
de los mayores lo dice o sugiere. Pero pocos están tan convencidos de la
lectura como nosotros en nuestros tiempos. Y la verdad es que yo tampoco lo
estaría si tuviera a mano todos esos aparatos electrónicos.
Lo peor es que los jóvenes se están
convirtiendo en CONSUMIDORES PASIVOS. No PRODUCEN con lo que asimilan
intelectualmente.
La lectura hasta hoy propicia una mayor
cultura general, amplia el vocabulario, nos ayudaba a desarrollar la mente.
El celular y todos los demás aparatos
electrónicos impiden la inspiración, el adentrarte en un mundo fantástico, el
caer en un trance, lo que aumenta el desasosiego y la ansiedad y la frustración
por la ausencia de resultados concretos.
Las cosas han cambiado. Y
quizás desde nuestra perspectiva los jóvenes se enfrentan a un mundo más
difícil, pero la solución no es compadecerlos ni admitir esa presunción.
Quizás ese sea el error más grande que
se esté cometiendo, porque muchos de los padres animan a sus hijos a quedarse
en casa en vez de salir a buscarse la vida, argumentando justamente que en sus
tiempos era más fácil y que hay que “comprenderlos”.
Pero lejos de crear una generación de
hombres y mujeres maduras y fuertes preparados para desenvolverse en la vida y el tiempo que les ha tocado están creando
seres humanos conformistas y débiles incapaces de enfrentarse a su destino, sin
fuerzas ni recursos para superar frustraciones ni mucho menos salir adelante.
Lejos quedó el salir de casa a los 18 y
remarla a como dé lugar. Pero cada uno de nosotros sabemos que es posible…
La LIBERTAD exige un alto precio. Sobre
todo porque es UNO el que paga el precio.
Y cuando uno valora la libertad y el
precio de la libertad, valora cada uno de sus componentes. La libertad de elección, la responsabilidad y las consecuencias que
acarrea justamente esa elección y sobre todo aceptas que en cada decisión
también existe la libertad de
equivocarte.
Y lo contrario a ser libres es paradójicamente librarse de todo compromiso.
Porque la única manera de librarse de todo compromiso, y ataduras es vivir solo
y en el desierto…aunque incluso en el desierto uno depende de factores
aparentemente tan insignificantes como el clima, los peligros que acechan y
mucho, mucho más.
Quizás lo recomendables es preparar a
los hijos a manejar las dependencias,
saber crear compromisos, saber elegir y perder al mismo tiempo, ser ágiles, flexibles y saber adaptarse
antes que exigir y demandar.
Porque ser libres y comprender la
tremenda profundidad que abarca es lo que finalmente lleva a la realización de los sueños.
No hay comentarios:
Publicar un comentario