28.11.18

Mitos y verdades sobre la libertad


Mitos y verdades sobre la libertad

¿Podemos ser realmente libres? ¿Somos realmente libres? ¿Qué diferencia existe entre la libertad y la independencia? Y si finalmente consigo liberarme de todas y cada una de las ataduras y limitaciones posibles, ¿cuál es el precio que pago? ¿Existe un precio?
Photo: Grant Rit


En mi época lo que más se ansiaba era alcanzar la libertad económica. ¿Por qué?  Porque nos moríamos por nuestra independencia, nuestras cuatro paredes, el poder hacer lo que nos venga en ganas en “nuestra” casa. Así fuera un cuarto, una choza, o incluso debajo del puente…  Un lugar donde sentir que nadie ni nada te moleste.


Photo: Ozan Safak
Para ello estábamos dispuesto a comprometernos con un trabajo más o menos estable, ajustarnos a horarios, llevar a cabo tareas que no siempre nos gustaban y honrar nuestro compromiso a pesar de no ser lo que realmente nos hubiera gustado hacer en la vida. No perdíamos la esperanza que de alguna manera, en algún momento se presentaría la oportunidad para hacer lo que dictaba nuestra pasión, aquello esencial en nosotros.

Muchos de los jóvenes de hoy y desde la comodidad de sus casas nos acusan de haber   sido  CONFORMISTAS, de habernos vendido, y de someternos al sistema, etc.

Obviamente cuando éramos jóvenes también salíamos a la calle. Éramos tan o más rebeldes que ellos. 
Nuestra lucha se centraba sobre todo contra las amenazas directas y mortales que se cernían sobre nuestras cabezas: una guerra nuclear y la destrucción de nuestra manera de vivir
La PAZ y el DESARME eran nuestro principal caballo de batalla.

La pregunta que yo me hago muchas veces es: ¿Cuál es la preocupación de los jóvenes hoy?

Si la Paz y el desarme eran nuestra preocupación, las de nuestros padres eran bien diferentes. Ellos pertenecen y pertenecían a la época de la POSTGUERRA a las épocas de la GUERRA FRÍA, GOBIERNOS TOTALITARIOS Y DICTATORIALES. Una época en la que la lucha por la supervivencia estaba marcada por
  • ·        SABERSE ADAPTAR
  • ·         CONFORMARSE CON POCO PARA TENER MAS
  • ·         HALLAR UN COMPROMISO
  • ·        CONTENTARSE CON LO QUE UNO TIENE AHORA

Photo: Tim Doerfler
¿El joven de hoy entiende de dónde vienen sus ancestros, o sea sus padres y los padres de estos? ¿Percibe la precariedad de todos esas épocas?

 En nuestros tiempos, cuando no había televisión o nos cansábamos de escuchar la radio, el libro era la mejor elección y los libros eran un gran pasatiempo. Hoy en casi cada casa promedio hay 2 a tres equipos de televisión, más de una computadora, algún que otro tablet, y con toda seguridad un celular para cada miembro de la familia.
Hoy se lee porque mama, papa o alguien de los mayores lo dice o sugiere. Pero pocos están tan convencidos de la lectura como nosotros en nuestros tiempos. Y la verdad es que yo tampoco lo estaría si tuviera a mano todos esos aparatos electrónicos.

Lo peor es que los jóvenes se están convirtiendo en CONSUMIDORES PASIVOS. No PRODUCEN con lo que asimilan intelectualmente.
La lectura hasta hoy propicia una mayor cultura general, amplia el vocabulario, nos ayudaba a desarrollar la mente.
El celular y todos los demás aparatos electrónicos impiden la inspiración, el adentrarte en un mundo fantástico, el caer en un trance, lo que aumenta el desasosiego y la ansiedad y la frustración por la ausencia de resultados concretos.

Las cosas han cambiado. Y quizás desde nuestra perspectiva los jóvenes se enfrentan a un mundo más difícil, pero la solución no es compadecerlos ni admitir esa presunción.


Quizás ese sea el error más grande que se esté cometiendo, porque muchos de los padres animan a sus hijos a quedarse en casa en vez de salir a buscarse la vida, argumentando justamente que en sus tiempos era más fácil y que hay que “comprenderlos”.
Pero lejos de crear una generación de hombres y mujeres maduras y fuertes preparados para desenvolverse en la vida  y el tiempo que les ha tocado están creando seres humanos conformistas y débiles incapaces de enfrentarse a su destino, sin fuerzas ni recursos para superar frustraciones ni mucho menos salir adelante.

Lejos quedó el salir de casa a los 18 y remarla a como dé lugar. Pero cada uno de nosotros sabemos que es posible…

La LIBERTAD exige un alto precio. Sobre todo porque es UNO el que paga el precio.
Y cuando uno valora la libertad y el precio de la libertad, valora cada uno de sus componentes. La libertad de elección, la responsabilidad y las consecuencias que acarrea justamente esa elección y sobre todo aceptas que en cada decisión también existe la libertad de equivocarte.
Y lo contrario a ser libres es paradójicamente librarse de todo compromiso. Porque la única manera de librarse de todo compromiso, y ataduras es vivir solo y en el desierto…aunque incluso en el desierto uno depende de factores aparentemente tan insignificantes como el clima, los peligros que acechan y mucho, mucho más.
Quizás lo recomendables es preparar a los hijos a manejar las dependencias, saber crear compromisos, saber elegir y perder al mismo tiempo, ser ágiles, flexibles y saber adaptarse antes que exigir y demandar.
Porque ser libres y comprender la tremenda profundidad que abarca es lo que finalmente lleva a la realización de los sueños.

No hay comentarios:

Publicar un comentario