Cosas positivas que expanden nuestraconciencia gracias a esta pandemia
Primera entrega
1.
Expansión de nuestra
conciencia histórica.
Quizás esta sea la primera vez en la historia de la
humanidad que un un desastre de esta envergadura se registre, describa, clasifique
y analice tan meticulosa y detalladamente y con tanto rigor, y a escala mundial.
Y grac
ias a la vasta red de comunicaciones de este nuestro tiempo también
quedarán registrados a nivel mundial, próvidamente, nuestros sentimientos, sensaciones,
los miedos, percepciones y el ánimo en general que vivimos, de todos.
Ahora imaginémonos por un rato despojado de todo eso.
O sea
sin comunicación, sin una infraestructura urbana higiénica mínima, (o sea un sistema
de desagüe, recolección de basuras, redes de distribución de aguas potable,
etc.) y además sin infraestructura
sanitaria (o sea sin puestos de salud, hospitales, etc.) y mucho menos personal
médico adecuado.
Y que para colmo de males, encima, nuestro líder político
sea algún noble aristócrata déspota que jamás oyó hablar de “organización
democrática” o algo por el estilo y que en definitiva quedemos expuestos a
morir como un perro en uno más de los cientos de callejones infestados de
nuestra ciudad, al azar del destino, un día cualquiera, mientras dure la plaga.
Algo así – y quizás nuestra imaginación se quede corta – es
por lo que pasaron seres humanos hasta hace poco, si tenemos en cuenta la
historia de este planeta.
Gracias a ellos, nuestros antepasados, hoy estamos aquí, respiramos
y vivimos. Gracias a esos seres humanos, y su lucha denodada por sobrevivir a
pesar de esas calamidades, y el sufrimiento que implica, somos hoy lo que somos.
Lo que está ocurriendo hoy y aquí con el corona virus es
algo que siempre ha existido. Lo que pasa es que nunca nos ha ocurrido a
nosotros, ni de esa manera – que en comparación con lo anteriormente expuesto es
mucho más benévolo de lo que quisiéramos admitir.
Somos nosotros los que desde nuestro niño mágico pensamos
que es una calamidad, porque en el fondo había un convencimiento tácito, casi
natural de que nunca nos iba a ocurrir nada. Los logros tecnológicos, el nuevo
Dios: la ciencia y nuestra soberbia inocente y arrogancia infantil nos fueron alejando
de nuestra humilde condición de seres humanos y de nuestros orígenes. Nuestros
abuelos estaban mucho más cerca de ellos y eran por lo tanto más conscientes de
la vida y por eso, por supuesto también de la muerte. Cuanto más somos
conscientes de la muerte más lo somos de la vida.
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