La adopción
Capítulo II
Adopción vs. Aborto
A pesar de que el aborto esté legalizado en la mayoría de
los países europeos, no deja de ser un tema muy controvertido, incluso en
aquellos lugares en Europa en donde presuntamente se perciba mayor grado de
ilustración en una población (en el sentido histórico de la palabra)
aparentemente desligada de la moral religiosa y menos sometida a sus cánones
moralistas.
Y es que, a la hora de la verdad la que decide eliminar, o
no, aquello que algunos llaman ser vivo y otros “algo” en proceso de gestación,
es la mujer embarazada. Es ella la que va a tener que lidiar con esa duda.
Racionalmente siempre habrá argumentos, como por ejemplo: “No era el momento de traer un niño a mi
vida”, “Iba a vivir en condiciones muy precarias”, “No estaba preparada para
ser madre” etc. – obviando por supuesto casos de violación – sobre todo de
menores – aunque, con matices, me atrevo a afirmar que incluso entonces es una
alternativa viable.
Psicológicamente, está comprobado, que el aborto genera secuelas
profundas. ¿Por qué? Porque todos sabemos en el fondo que el futuro no está
dicho ni hecho, todos sabemos que tomar una decisión de esa envergadura en base
a predicciones en realidad inciertas, siempre albergará la duda de… ¿y si no fuera
así?
Y es que el peor juez y nuestro verdugo más implacable somos nosotros mismos
en el silencio recóndito de nuestra
conciencia y la menor sospecha – cuando
se trata de la vida o de la muerte – puede convertirse en algo más que un simple
olvido o un error del pasado.
Otra cosa es sin duda la libertad y el derecho de decidir
sobre ello, que aunque suene obvio debería recaer única y exclusivamente en la
madre, pero por otro lado sin el aporte del varón tampoco existiría.
Ya ven que la discusión es delicada y compleja…
Lastimosamente casi nunca se habla de la adopción cuando se
toca el tema del embarazo – deseado o no – y siempre ha sido considerada como
una segunda opción y sin embargo es la que menos secuelas deja aunque no
siempre es la más fácil.
Y en realidad el aborto en muchas partes del mundo en el que
ha sido adoptado es “la solución más fácil y cómoda” mírese desde donde se
mire.
Criar y educar a un ser humano propio o ajeno con dedicación
y compromiso es una tarea de mamut. Pero por la misma razón puede llegar a ser
lo más gratificante que existe.
Cuando Gerardo (nombre e historia modificada) llegó a casa,
a los 7 años los primeros días trataba de escapar casi todos los días.
Había vivido en situación de calle y la había convertido en
su casa. Había vislumbrado, como un lobo hambriento, las múltiples e increíbles
oportunidades que ofrece el sistema al ser más indulgente y permisivo con niños
(abandonados o no) y había asido esa ventaja enorme aferrándose como náufrago
al aro, en una vida zozobrada.
Usaba esa carta en casa como quien usa un arma para defender
su vida en la guerra.
Nos llevó más de 18 meses enteros de charlas, contención e
incluso aleccionamiento físico – emulando la vida en el entorno del que
provenía – por supuesto con matices y bajo amparo psicológico – hasta
que entendió e integró las ventajas que le ofrecía el sistema y el reglamento
familiar para intercambiarlo por el de antes.
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